El avance de las líneas de frontera, hacia fines del siglo XIX, brindó a pobladores de los partidos de Bolívar y Pehuajó, seguridades suficientes como para establecerse definitivamente en zonas más al sudoeste de la Provincia. Dando lugar luego a la formación de varios centros de población al construirse la línea férrea que unía Bolívar y Guaminí.
En el año 1899 la empresa del Ferrocarril levanta en una fracción de terreno donada por el dueño del campo «Las 10 Lagunas», Don Emilio Daireaux, la estación que hoy perpetúa su nombre.
Los hechos revelaron más tarde que, los fines perseguidos por el Sr. Daireaux al tratar de ubicar la estación en el lugar mencionado, contribuiría en forma inmediata a una rápida y ostensible expansión, tanto más si se añade que el primer loteo casi simultáneo insinuaba un progreso a corto plazo.
Acostumbrados los viajeros a recorrer las llanuras dilatadas de nuestra región no se asombraron cuando el tren se detuvo por primera vez y observaron a poca distancia de las vías férreas solamente tres casas construidas de barro y zinc. En ese lugar levantaron sus casas los primeros pobladores. Las casas que aquí se mencionan pertenecían a los señores: Salustiano Larrinaga, comerciante, en el rumbo N.O.; a la Fábrica de Carros de don Pablo Colombani y la agencia de mensajería «Correos de los Estancieros» de don Camilo Charó, en el rumbo S.E.
El señor Emilio Daireaux, muy emprendedor y honorable persona, fue quien dio origen a la naciente población, permitiendo con el primer loteo que se afincaran nuevos vecinos. Quienes no solo contribuirían al aumento demográfico sino que aportarían con su trabajo e inteligencia, a aumentar el caudal de recursos al lugar. El señor Emilio Daireaux dio también en arrendamientos grandes parcelas de campo.
En el año 1902 llegó a Daireaux don Pablo Guglieri, quien venía a caballo desde Pigüé. Su primer contacto lo tuvo con don Carlos Bonnettini, jefe de la Estación. Su propósito era radicarse en algún lugar propició donde volcar sus inquietudes de hombre realizador. Es así que explorando las tierras llega hasta Ibarra, de donde regresa con la firme resolución de fijar aquí su residencia.
Su deseo de formar en torno a la estación un núcleo urbano le lleva a comprar una extensión de campo de 600 hectáreas que adquiere de don Emilio Daireaux y un terreno de 100 metros de frente por 150 de fondo, que forma parte hoy de la manzana Nº 1 circundada por las calles Roca, Alsina, Rivadavia y Mitre.
No pasa mucho tiempo cuando el señor Emilio Daireaux lotea 20 manzanas, que son las comprendidas por las calles Jorge Newbery, Av. Adolfo Alsina, Urquiza y Juan José Paso. La demanda que esta venta encuentra es extraordinaria y contribuyó a que se levanten nuevos grupos de viviendas y de comercios. Entre ellas se cuenta la fundada por don Pedro Ariceta en 1904 en la esquina de Avenida Roca y Rivadavia, conocida en aquel tiempo como el Hotel La Lata, por estar construida de hierro y madera. Ese mismo año fue inaugurado el Hotel Universal, por don José Coppié, cuya construcción era de mampostería. En el año 1906 la Casa Galli inicia sus operaciones en el ramo de tiendas, ocupando un lugar de hierro y madera que existió en el terreno que hoy pertenece al Banco de la Nación Argentina.
El desarrollo alcanzado por las actividades agropecuarias mueve a los vecinos a gestionar la independencia de la jurisdicción bajo la que se hallaban (Bolívar), lo que recién se concretó el 5 de julio de 1910, fecha en que se crea el partido de Caseros con tierras tomadas de Pehuajó, Bolívar y Guaminí,